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Bienvenidos al blogs sitios turísticos de la Provincia de Coclé.

domingo, 24 de junio de 2012

AGUADULCE

AGUADULCE
Muchos on los lugares turísticos con que cuenta el distrito de Aguadulce. Tan solo en la Plaza 19 de Octubre, localizada en el área central de la ciudad, se encuentran varios sitios de interés cultural e histórico como es la iglesia que lleva el nombre del santo patrono, San Juan Bautista.
Su museo:

En los alrededores de esta plaza se encuentra ubicado el Museo de la Sal y el Azúcar.

La institución, que pertenece al Instituto Nacional de Cultura (INAC), se fundó el 26 de junio de 1998, sin embargo, el edificio fue construido en los últimos años del siglo XIX por el italiano Eduardo Pedreschi.

El Museo de la Sal y el Azúcar conserva la historia, costumbres y tradiciones de Aguadulce
Contiene objetos y utensilios utilizados por los indígenas dedicados a la extracción de sal de mar, hasta los instrumentos rudimentarios utilizados para la extracción de sal y productos derivados de la caña de azúcar.

La casa de Stella Sierra

A escasos 100 metros del museo, se encuentra una enorme casa, que tiene 105 años de antigüedad.

Se trata de la casa de la familia Sierra, parientes de la poetisa Stella Sierra, construida en 1898.

Sus primeros habitantes fueron José María Sierra, de origen español y doña Antonia Jaén, oriunda de Aguadulce.

Se construyó con cal canto, piedras, cascajo, ladrillos y madera de cedro, comentó Benjamín Sierra, nieto de la ilustre pareja.

La gran infraestructura fue levantada cuando Aguadulce era una aldea con "una docena de casa bajas de quincha, con techo de tejas ubicadas en caminos grumados de nances y naranjales", según el libro Aguadulce de 1969, escrito por la misma Stella Sierra.

Aguadulce fue escenario de la "segunda batalla" de la Guerra de los Mil Día, en 1902.

La casa de los Sierra fue ocupada, en su parte alta, por la oficialidad del ejército conservador, mientras que su primer piso fue utilizado para diferentes actividades, siendo en una ocasión hospital.

Otros lugares
En la vía que conduce hacia este lugar se encuentran las salinas de Aguadulce, administradas por la Cooperativa de Servicios Múltiples, Marín Campos, R. L.
Durante el verano, quien visite la playa El Salado podrá observar en su recorrido el trabajo que realiza "el salinero" para obtener el producto.

Fiestas

Además de los sitios turísticos, gran cantidad de personas visita Aguadulce durante las fiestas del Carnaval, una actividad que fue rescatada hace tan solo ocho años.

Al igual que otras regiones del interior del país, aquí también se eligen dos reinas, que representan a calle arriba y calle abajo y quienes por cuatro días y cuatro noches llevan la alegría y la diversión para quienes visitan esta ciudad.

Para el mes de octubre, más de 50 mil personas visitan el distrito durante la fiesta de fundación.

Desde eventos deportivos y exposiciones que muestran el aspecto industrial, comercial, agropecuario, artesanal, folclórico y educativo de la región, se desarrollan durante estos días.

Para conmemorar la fecha, el 19 de octubre se realiza el desfile cívico en el que participan más de 40 delegaciones escolares de toda la República.



Y qué decir del tradicional desfile típico, que entre carretas, polleras y montunos, la comunidad sale a la calle a bailar al ritmo de la murga y el tamborito.

Ambas actividades se desarrollan a lo largo de la Avenida Rodolfo Chiari.

Otra de las actividades que se está rescatando en Aguadulce es su fiesta patronal, el 24 de junio.


Desde el año pasado, un comité integrado por organizadores del Comité 19 de Octubre, llevan a cabo la celebración dedicada a San Juan Bautista.

Durante las novenas se reparten bebidas típicas de la región como el chicheme blanco, chicheme mota, chicha de maíz, chicha blanca, chicha loja y el atolito, a las personas que participan de la actividad.

Lo acompañan con rosquetes, queques, pan de dulce, cocadas, bollos y lechona asada.

La fiesta continúa con los bailes típicos y tamboritos que alegran las noches y constituyen una forma diferente de rendirle pleitesía a San Juan Bautista.

Otras de las celebraciones que atraen a gran número de personas hacia Aguadulce son las fiestas patronales en honor a la Virgen del Carmen en el mes de julio y que se desarrollan en el corregimiento de Pocrí.

 

sábado, 23 de junio de 2012

OLÁ

OLÁ
 Las cascadas La Pava
video sobre Los Picachos


Así es como hay pocos  datos en internet sobre Olá, así mismo es casi inexplorado este hermoso distrito de la provincia de Coclé, en el centro del país, que cuenta con hermosos paisajes, abundante naturaleza, rodeada de un clima agradable y de gente sencilla y amable.
Uno de esos hermosos lugares es el conjunto de cascadas conocido como La Pava, que caen desde una altura de más de 30 metros en medio de una flora y fauna muy variada y rodeada de una rica historia de nuestros antepasados.
Para llegar a esta joya natural, poco conocida, se toma la carretera Interamericana y a la altura de Churubé, 10 minutos después de Penonomé, se dobla a la derecha. En otros 20 minutos, una carretera pavimentada en el 80% de su recorrido lo conduce hasta la comunidad de El Chorro, en el corregimiento de La Pava.
Hasta allí llega el auto y luego se inicia un recorrido a pie que toma 20 minutos más, donde se entra en contacto con la naturaleza y a la vez se practica el senderismo.
Cada vez que uno avanza por el sendero se observa lo gigantescas que se van haciendo las cascadas, lo que hace relajada y confortable la travesía.
Una vez a los pies de las cascadas, la fuerza del agua, que cae desde lo más alto, no deja escuchar ni un secreto al oído. Es confortable y una experiencia única estar en este santuario de la naturaleza.
Son tres cascadas, conocidas como La Pava. La del medio es la de mayor altura y está conformada por tres caídas de agua. Todas provienen de un quebrada que esta en lo alto de la montaña.Además de La Pava, las cascadas se conocen también como El Chorro, nombre de la comunidad donde están ubicadas.
En las montañas cercanas a las cascadas, cuentan los residentes del lugar, existen cuevas de los indígenas y un cementerio donde yacen los caídos en batallas contra los españoles en tiempos de la conquista.
Los residentes de Olá, un distrito de 380 kilómetros cuadrados, se han agrupado con esfuerzo propio en una Cámara de Turismo para impulsar como destino a las cascadas La Pava y a otros sitios del lugar.
Zuleika Caicedo, presidenta de la Cámara de Turismo de Olá, explicó que buscan proyectar al distrito como un nuevo destino turístico, ya que se conocen poco sus atractivos.
Caicedo dijo que quieren acabar con esa negativa percepción de que Olá es conocido como el distrito más pobre del país. “Queremos dar a conocer a Olá como el distrito más hermoso del país y concienciar a sus moradores de que a través del turismo podemos lograr muchas riquezas”.
Para dar a conocer algunos atractivos de Olá, la Cámara de Turismo invitó a Viajeros de Panamá, un grupo que promociona destinos turísticos en internet, para que ya el distrito se ponga en el mapa turístico.
Indicó que a través de la Cámara de Turismo se busca que el distrito cuente con hospedajes de calidad para los turistas, así como facilidades de restaurantes y sitios para ventas de artesanías.
Además de las cascadas, este distrito cuenta con los famosos Picachos de Olá, una serie de cimas montañosas con abundante vegetación que rodean el área.

domingo, 10 de junio de 2012

Natá

Guayavital, parte de Río Chico
Los senderos de Panamá son hermosos, el sol que nos ilumina es distinto, dan ganas de salir siempre y sentir el olor característico del campo, lleno de personas que sí saben tratar. Cada vez que voy a escribir, veo antes las fotografías tomadas y me digo: ¡wow!, yo estuve ahí, mi país es divino, ¡no tengo que ir a ningún lado más! Aquí hay de todo lo que se puede disfrutar realmente, ricas aguas con temperaturas perfectas, caídas de agua hermosas, playas con aguas de colores tornasoles, montañas de formas increíbles, cielo combinado con la tierra. Hasta los lugares más áridos son bellos y tienen algo que aportar a nuestros ojos.
La semana pasada estuvimos en La Toza, comunidad del distrito de Natá de los Caballeros en Coclé. Nuestro propósito de aquél día era llegar hasta el Chorro de los Duendes al cual solo podíamos llegar en 4×4 y era lo que nos faltaba, así que nos quedamos en la Toza.
Fanshi, nuestro amigo de Natá, nos llevo a conocer su familia, que con gran alegría nos recibió y nos dieron varias opciones de lugares para visitar cerca de allí. Escogimos un lugar bastante cerca de la casa de la abuela, un lugar que ciertamente es muy poco conocido, tanto así que le dicen “el río de la abuela”…que es una parte de lo que forma el río Chico, uno de los principales afluentes de Natá.

Entramos por la calle que conduce a las Huacas del Quije y nos desviamos en la entrada de la Toza, de ahí la calle de asfalto terminó y empezó la empedrada. Disfrutamos de hermosas vistas, al frente estaban los Picachos de Ola, que guardan hermosos senderos. La Toza es limítrofe entre Coclé y Veraguas, es un lugar bastante árido y en verano pega un sol bien fuerte. A nuestro lado pasaban bueyes cargando carretas en donde iban sentados niños muy cómodamente. Los Picachos de Olá se veían cada vez más cerca, con sus picos perfectos y su color verde uniforme.

Al llegar a la casa de la abuela nos emocionamos ya que cocinaban un chicheme que se veía delicioso, Max y Leo terminaron en hamacas. Fanshi se adelanto a casa de un tío y lo seguimos, tras pasar por un cañaveral, nos encontramos en un bajo en donde tenían un trapiche; un niño ayudaba a su abuelo y éste le mostraba cómo introducir la caña en la máquina de la cual Fanshi nos obsequio raspadura recién echa.
De ahí nos encaminamos al río, estaba a unos 20 minutos bajo un sol candente y enardecido que nos acompaño hasta llegar. Pasamos por debajo de alambres varias veces, hasta llegar a donde se veía ya el río, habían unas caídas de agua pequeñas, y de repente una olla de agua que nos trasmitió peligrosidad, se veía verdaderamente hondo, Fanshi nos propuso quedarnos allí o ir más allá en donde había un lugar bueno para nadar.
Caminamos por un tramo pequeño hasta ver la poza, y nos sorprendimos, era como ver la playa de la película “The Beach” pero convertido en río, las piedras hacían forma de una gran pared caliza bajo la cual estaba el río que a simple vista era hondo, pues el fondo era negro, pero tenía una parte considerable para menos efectos.
Preparamos todo, esta vez llevamos hasta estufa, y música con buen sonido. Nos metimos al agua fría, y una vez dentro nos percatamos de la gran fauna, había una cantidad increíble de sardinas que hasta me mordieron, camarones en las piedras, libélulas, lagartijas corriendo de un lado para el otro, pájaros cantando, un sin fin de sentidos y emociones.
Y PUM! Fanshi se lanzó y cayó en el agua con estrepitoso sonido, lo vimos emerger de las aguas y salir con una sonrisa de oreja a oreja. Poco después Max estudiaba el área desde arriba, no se si estaba rezando o tratando de ver el fondo, pero unos minutos más y PUM! de nuevo, nada más vimos salir a Max con otra sonrisa, más grande aún, pero con un dolor en una pierna, golpe de agua- pierna, lo que hizo que se quedara quietecito un buen lapso.

Preparamos la estufa, nos habíamos instalado en una parte en donde pasaba el río a izquierda y derecha, nosotros estábamos en medio de él, ¡qué placentero!
Nos turnamos la cocinadera, hicimos las clásicas milanesas con tortillas y hasta unos “chicken tenders”. Como siempre Leo se atrevió a llevar su ceviche, que fue un contento a la hora de comer.
Mientras comíamos, y mientras Fanshi nos contaba historias de fantasmas y leyendas del lugar, fue cayendo la tarde y los destellos del sol fueron desapareciendo.
Nos despedimos del lugar lleno de sentidos y encaminamos a casa de la abuela en donde nos esperaba el delicioso chicheme hecho en el fogón. En el camino no pudimos evitar tomar fotos de los Picachos de Olá. Tanto llaman nuestra atención! Pero les prometemos que pronto iremos.
Cada día se descubren más lugares, atrévanse a caminar o llevar el carro un poco más lejos, o quien quita tomar un bus a un lugar desconocido y empezar a preguntar, así es que se descubre y se disfruta

El Copé

Hace poco nos dimos una vuelta por el Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera (PNGDOTH) ubicado en las tierras altas de la cordillera central, entre los océanos Atlántico y Pacífico, en el distrito de la Pintada, comunidad del Copé en la provincia de Coclé. La entrada hacia este parque nacional se ubica unos minutos después de pasar por Penonomé, antes de llegar al Caño, entrando por la comunidad de la Candelaria.
Este parque nacional fue creado mediante Decreto Ejecutivo Número 18 del 31 de julio de 1986 e incluido dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas para preservar la gran diversidad biológica de la región central panameña o cordillera central. Se encuentra dentro del Corredor Biológico Mesoamericano.
Para llegar a este parque nacional es de suma importancia ir en auto 4×4 con doble tracción ya que el parque está a 5 kilómetros del Copé y la carretera es muy difícil. De ir en bus, es casi imposible, los buses solo llegan al Chorro las Yayas, enclavado en las faldas del parque.
La temperatura es muy agradable y tiene rangos de medición que oscilan entre los 18 y 29 grados centígrados.
Cubre una extensión de 25,275 hectáreas y dentro de sus límites se encuentran unas siete comunidades: El Potroso, Las Peñitas, El Tigre, La Rica, El Guabal, Río Blanco y Caño Sucio y en sus alrededores se encuentran los poblados de El Copé, Barrigón, La Junta, Cerro Hueco, Belencillo, Aguas Blancas, Bateales y Palmarazo. Protege las cabeceras de los ríos más importantes de la región coclesana, tales como el río San Juan, el río Belén y el Concepción en la vertiente caribeña; y el río Grande, el río Marta y el río Nombre de Dios en la vertiente del Pacífico. En su territorio sobresalen los cerros Negro (1408 metros), Peña Blanca (1314 metros), Blanco (1192 metros) y Marta (1046 metros).
En el año de 1986 la superficie del parque era de seis mil hectáreas, sin embargo, la misma fue ampliada según criterios ecológicos en el año de 1996 a 25,275 hectáreas, con el propósito de incorporar tierras que requerían su conservación y protección.
Al llegar a el Copé vimos una primera entrada hacia el Cerro Marta, seguimos y encontramos otra entrada directo al parque. Fue un recorrido de media hora hasta llegar al Centro de Visitantes. Pasamos por la comunidad de Barrigón, también por la entrada del Chorro las Yayas, incluso pasamos sobre un riachuelo y unos minutos después estábamos en la oficina de control y monitoreo ambiental de Anam, en la cual no había nadie y nos tomamos el beneplácito de seguir. Ya desde ahí la vista era impresionante, a lo lejos se veía lo recorrido desde la carretera Interamericana.

Minutos después y con mucha dificultad por la carretera nos encontramos con el responsable de Anam y nos dio el permiso de seguir, nos explico de dejar el auto en el centro de visitantes en caso de subir a el Cerro el Calvario.
Hicimos lo establecido y empezamos la caminata hacia El Calvario, que bien tiene su nombre pues subíamos y subíamos, nos demoramos aproximadamente 30 minutos hasta llegar a la cima. En el camino pudimos disfrutar de la diversidad de flora del parque. El cerro se encuentra a 912 metros sobre el nivel del mar y es unos de los pocos sitios en el mundo en donde en días claros se pueden observar los dos mares, y efectivamente tuvimos la dicha de ver el Mar Caribe y el Océano Pacífico, como nos habían advertido,  ya que el sol era incandescente y radiante. También fue impresionante ver la majestuosidad del Cerro Marta, en el cual cayó la avioneta en donde murió el general Omar Torrijos, motivo por el cual el parque lleva su nombre. A lo lejos vislumbramos las comunidades de Coclesito, San Juan de Turbe, Boca de Toabre incluso Coclé del Norte; todo esto confirmado por un profesor de geografía con el cual tuvimos el placer de conversar en la cima del Calvario.
En la parte más elevada del parque como en el cerro Marta y el Calvario, se desarrollan bosques pluviales montanos bajos y a medida que se desciende están los bosques pluviales y húmedos premontano, y los muy húmedos tropicales. Se cree que de las 2 mil 604 especies de plantas y 552 especies de vertebrados terrestres que se encuentran en la provincia, la mayoría tiene presencia en el parque. Existe también una gran diversidad de especies endémicas o propias de estos bosques, unas 60 muestras han sido recolectadas dentro de la zona montañosa. Según los estudios científicos, el área se originó por la alternancia de las actividades volcánicas y sedimentarias que caracterizaron la formación del istmo de Panamá.
El propósito primordial del parque es proteger una gran extensión de ríos y bosques principales para preservar el ecosistema del país. Existen cuatro zonas de vida: el bosque húmedo tropical, bosque muy húmedo tropical, bosque húmedo premontano y bosque húmedo premontano bajo. Se observan exuberantes helechos arbóreos, palmas, enormes árboles como el guayacán y jacaranda, musgos, muchas orquídeas, bromelias, heliconias, anturios, algunas plantas endémicas como la selaginelas, scheffleras, la emblemática monolena glabra y el árbol copé, nativo del parque y por el cual lleva su nombre. También posee  la planta carnívora (Drossera capillaris) característica de los suelos pobres en nutrientes, y un sinnúmero de otras plantas endémicas del lugar. En el parque se encuentra la única zamia epifita en el mundo, la cual crece sobre árboles y sus hojas asemejan a la de una palma.
Solo en aves se pueden observar aproximadamente 350 especies diferentes, el colibrí pico de hoz, por su diseminada presencia, ha sido escogido como ave símbolo del parque. También se pueden encontrar otras especies, como tucanes, loros, oropéndolas, tigrillos, manigordos, venados, ardillas negras, mono cariblanco, pumas, jaguares, tigrillos congo, zainos, venado cola blanca,  tapires, puerco de monte, mono titi y mono perezoso, murciélagos, ardilla negra, boas constrictoras, culebras equis y corales; sobresalen además las ranas doradas y ranas cristal. Entre su flora sobresalen las epifitas; también los legendarios y vetustos helechos arbóreos, que son conocidos como verdaderos fósiles vivientes. El parque debe ser un modelo de conservación porque allí hay referencia de la vida animal y vegetal que no existe en ningún otro sitio del mundo.
Al bajar del Calvario, toqué alguna planta con pelos urticantes y se me metieron en los dedos; después de sacarlos seguimos caminando y fuimos a conocer el centro de visitantes en donde pagamos los 3 dólares de ingreso al parque. El centro de visitantes es genial, tiene basta información, un pequeño mirador, algunas sillas y mesas, un patio perfecto para acampar y del mismo centro de visitantes se empiezan los famosos senderos del parque hechos por la Anam.
Sin duda nos fuimos a recorrerlos, encontramos varios senderos: Sendero de la Rana de 2km, Sendero los Helechos de 800 metros entre otros, pero estos fueron los que recorrimos. Fue muy interesante pues pudimos disfrutar aún más de cerca de la diversidad de flora del parque. Incluso en el sendero de la rana vimos varios hongos venenosos y escuchamos el croar de ranas endémicas.
De regreso al Centro de visitantes, fuimos hasta una agradable cabaña triangular apta para alquilar, por el precio de 10 dólares por persona, las 2 habitaciones quedan en la parte de arriba de la cabaña, también posee una cocina con todo lo necesario y un baño.
Nos retiramos del centro de visitantes y fuimos directo al Chorro las Yayas a relajarnos bajo sus frías aguas en perfecta armonía.
Como leen y ven, el Parque Nacional Omar Torrijos posee todo en un solo lugar, es un sitio excepcional, lleno de vida silvestre, muy bien conservado, y esperando ser visitado.

El Valle de Antón


FeUna de las cosas que más me llaman la atención al ver las montañas es la neblina que se forma en la cima, me encanta, ver esto crea en mí unas ganas irracionales de llegar y tocarla, de explorar esa montaña.
El Cerro Gaital es uno de esos que llaman grandemente la atención. Cuando se llega al Valle de Antón, es posible verlo desde casi cualquier punto. Forma parte de las “Tres Marías” pues se encuentra en medio de Cerro Pajita y Cerro Caracol. Sí, el Cerro Gaital es el más grande de los tres e incluso es el más alto del Valle de Antón ya que tiene 1185 metros sobre el nivel del mar y 335 hectáreas.
Hace algún tiempo intenté subirlo por un trillo que dicen se encuentra por delante del cerro, por el Primer Ciclo de El Valle, nunca lo encontré y quedó pendiente la visita. Fue hasta hace poco que con unos amigos con ganas de todo, llegamos a la cima del Gaital.
Para empezar hay que llegar hasta el Valle de Antón y luego desplazarse hasta la comunidad de La Mesa, para eso es posible hacerlo en carro 4×4 o tomando un taxi doble cabina, aunque también hay buses de La Mesa que te dejan cerca.
El camino empieza en la caseta de ANAM en donde generalmente se paga 2 dólares por la entrada, puesto que esta área es un Monumento Natural, pero al parecer en los días de semana no hay nadie en la caseta, así que subimos sin pagar.
Cabe destacar que el sendero estaba limpio y muy bien acondicionado, incluso nos encontramos con dos personas que limpiaran a rastrillos quitando las hojas para dejar limpio el sendero. Apenas empezamos a caminar vimos epifitas variadas, bananas rojas, zamias, hongos por las esquinas, heliconias, papos gigantes, begonias silvestres, mucho musgo, helechos por doquier y muchos letreros de prohibiciones, asimismo escuchamos el cantar de  distintas aves. Se dice que en este cerro se puede encontrar la rana dorada y unas 100 especies de orquídeas, incluyendo la flor nacional (Perisferia Elata)


En el camino hay 3 estaciones antes de llegar a un mirador, en donde se puede descansar o aprovechar para merendar, hay bancas, y se disfruta del dosel de los árboles del bosque nuboso y húmedo premontano.
Antes de dirigirnos a nuestro destino, estuve averiguando si era necesario subir con un guía experimentado y si el camino estaba marcado. Obtuve muchas respuestas pero finalmente tomamos el riesgo de subir sin guía, que después de todo no nos hizo falta ya que el sendero está muy bien marcado hasta el mirador que se encuentra tres minutos luego de pasar la estación de las Heliconias y hay un letrero que lo recalca.
Recomiendo enormemente que si visitas el Monumento Natural Cerro Gaital con niños o adultos mayores, personas con problemas cardiacos o de vértigo, deben quedarse en el mirador pues después de pasarlo, el camino se torna un poco difícil.
Y fue allí donde empezó lo bueno. La vista en el mirador es eminente, se ve gran parte del cráter del Valle de Antón, algunas de las montañas que lo rodean, también se ve la finca Avícola ToledanoLa brisa soplaba fuerte, nos balanceábamos en la estructura de madera que es el mirador, y buscábamos camino pues nos parecía increíble que hasta allí llegara el Gaital. Montaña arriba se divisaba algo parecido a una varilla, como para una bandera, se veía bastante lejos, no perdimos tiempo y tomamos camino.
Max como siempre de adelantado nos llevaba espacio caminado y lo veíamos luchando con Karla para subir un camino rocoso y empinado. Cuando llegamos a este lado ya la neblina nos alcanzaba, parecía que iba a llover. Samuel llevaba una soga pero al parecer ANAM ha predispuesto cables para ayudar a las personas que desean llegar a la cima. Este lado logró ponerme los pelos de punta. Cuando fue mi turno no sabía de donde agarrarme, dónde poner el pie, buscaba seguridad y a mi lado lo que veía era un precipicio repleto de árboles y del lado contrario otro precipicio, en ese momento sentí miedo, la neblina nos alcanzaba, vimos como corría sobre nuestras cabezas. Agarré duro el cable y subí, después de mi venía Leyda que gritaba que siguiéramos pues quería almorzar en la cima.

Pisamos sobre terreno más seguro y vimos heliconias extrañas, centímetros de musgos, bromelias gigantes, musgos licopodios, flor de labios ardientes, helechos arbóreos, muchas hojas circinadas, y de pronto, un ave motmot sentado sobre la rama de un árbol a la misma altura de nosotros, mirándonos fijamente sin moverse. Más adelante logramos ver una serpiente, al parecer una boa pero nunca logramos ver su cabeza, fue muy emotivo.
El camino se puso mojado, había mucho lodo negro, tuvimos que deslizarnos por debajo de algunos árboles; ya Gabriela y Karla se habían caído en algunas partes. La humedad era alta y el olor a vegetación continua y la permanente descomposición, nos saturaba el olfato. Vimos la misma forma de la montaña, la línea oblicua a un lado y al otro y nosotros en medio.
Nos agarramos de troncos delgados, algunos tenían pequeñas e hirientes espinas; otros, al apretarlos, se deshacían en nuestras manos chorreando agua. En un momento el sendero terminó y vimos ante nuestros ojos una pared de roca para escalar con un cable negro que al parecer sería nuestra ayuda y así fue en tres o cuatro partes hasta que llegamos a la cima. Literalmente la subida no es difícil pero hay que hacerlo con extremo cuidado, pantalones largos que no sean blancos, zapatillas guerrilleras, y es muy necesario llevar agua.

En la cima hay un espacio limpio para sentarse a merendar o disfrutar del paisaje. Es posible ver casi todo el Valle de Antón, dicen que en días claros se puede ver el Mar Caribe y el Pacífico a la vez. En nuestra visita pudimos ver el océano Pacífico, el Cerro Pajita justo al frente, Cerro la India Dormida, Punta Chame, Coronado, todo el pueblo del Valle, toda la galera de Toledano, el área del Cerro Picacho y mucho más.
En la cima hay una estructura de cemento que al parecer funcionó en algún momento como VHF y fue construido alrededor de 1982 por radioaficionados que escogieron el Gaital pues estaban convencidos de que sería un excelente punto para instalar una repetidora de VHF. En esos tiempos subir el Gaital exigía hasta 6 horas de ascenso.
Allá en la cima se escuchaban las gallinas de la galera de Toledano, a 1185 msnm, nos causó un poco de gracia. Sacamos nuestro almuerzo y degustamos contentos por el ascenso. Nos subimos encima de la caseta de VHF y allí encima Samuel se echó a dormir un rato. Desde la altura se veía perfecto el trillo del Cerro Pajita y quedamos con ganas de subirlo.

El Cerro Gaital lo subimos en 2 horas y lo bajamos en 1 hora y 20 minutos pero generalmente se sube en 3 horas, recomiendo subirlo en las horas de la mañana que es muy fresco y es posible ver más animales.
El descenso fue otra historia, quedamos completamente enlodados, no había manera de no hacerlo, si no nos enlodábamos podíamos correr peligro al caernos de las paredes que teníamos que bajar con ayuda del cable. Las vistas eran preciosas, lo que no vimos en el ascenso por cuidar nuestras espaldas, ahora lo veíamos en el descenso de frente. La cadena montañosa voraz, la forma del cerro en una V entrelazada repleta de árboles sin un solo espacio vacío.
Cuando llegamos a la caseta de Anam, caminamos un poco y tomamos un bus de la Mesa que nos dejó en el centro del Valle, y nos fuimos a quitarnos el lodo al sendero de la Piedra Pintada y sus chorros.
¿Que más les puedo decir? definitivamente tenemos que aprovechar las riquezas naturales que nos ofrece el país a tan cortas distancias. El Cerro Gaital es el lugar favorito de muchas personas e incluso es un punto muy importante para los avistadotes de aves, uno de los cerros de mayor magnitud de esta área y muy importante ya que fue declarado Monumento Natural enmarcados según el decreto ejecutivo No.96 de 9 de julio de 2001 como un área protegida de Panamá.
Recuerda como siempre, 0 basura, lo que llevas a la cima lo traes contigo, no ensucies, Valora.
El serpentario del Valle de Antón es un lugar sorprendente en el cual se puede aprender de manera interactiva con estos interesantes reptiles. Encontrar el lugar es fácil: al entrar al Valle de Antón hay que fijarse a la derecha de la calle y verás el letrero que indica la entrada hacia el serpentario.
Emocionados al entrar, se nos olvidó preguntar si había que pagar o pasar por algún protocolo. Dejamos que se retirara el grupo que atendían y con ansias esperamos nuestro turno.

Nos atendió el joven Fernando Sánchez, que muy amablemente nos recibió diciéndonos que notaba nuestro interés y que eso era lo principal, pues estaba algo exhausto de personas que solo llegan a tomarse una foto y listo. Nos comentó que éste es un centro de exhibición y conservación de especies, que a su vez funciona como refugio de serpientes que han sido maltratadas luego de ser domesticas, algunas personas llegan al lugar y dejan la serpiente porque la misma creció demasiado y no contaban con ello, algunas otras personas se encuentran con las serpientes dentro de sus casas e inteligentemente, en vez de matarlas, las llevan al serpentario.
En el lugar se trabaja de manera voluntaria y con mucho amor hacia estos encantadores animales, utilizando los recursos posibles para mantenerlas en un buen estado y dentro de un hábitat cómodo y conforme para ellas.

Fernando nos explicó que en el Valle de Antón se daban muchos casos de serpientes encontradas dentro de las casas y la gente proseguía a exterminarlas por el miedo a que fueran venenosas, pero a partir de que se abrió el lugar, muchas personas antes de matar a las serpientes, llaman al serpentario y ellos se encargan de buscar y traer a la serpiente hasta el centro.
Pudimos ver especies de gran tamaño como la Boa Constrictor, algunas otras como la Boa Arco iris, la Serpiente Tigre, la impresionante y venenosa Toboba de pestañas conocida tambien como Terciopelo de pestañas o Víbora amarilla; tuvimos la oportunidad de ver muy de cerca la famosa Coral, la Margarita, la venenosa Equis, Patoca, entre otras.
Aprendimos a diferenciar entre una coral verdadera y una falsa, así como a saber cuando una serpiente es o no es venenosa, ya sea por su color, tamaño, incluso por la forma de sus ojos y de su nariz.

Luego nuestro anfitrión saco una boa arco iris y la empezó a acariciar. Parecía como tocar al perrito más domesticado, ¡hasta tierna la llegué a ver! Y entonces fue nuestro turno de tomarla y experimentar lo que es en realidad una serpiente. Luego tocamos una boa más grande y pudimos ver los destellos de luz con una linterna que buscó Fernando para que notáramos la diferencia entre una serpiente venenosa (opaca) y una no venenosa (brillante) aunque nos advirtió que esto no es en todos los casos, pues hay algunas, como la coral, que siendo muy brillantes, son extremadamente venenosas.
Y bueno, esto no es nada comparando con la gran cantidad de información que se puede obtener en el serpentario del Valle de Antón, en donde cualquier persona es bienvenida y la entrada solo cuesta $2.00 dólares, y claro, te exhortamos a dejar un granito de arena más, para ayudar a este refugio ecológico sin fines de lucro, que no hace otra cosa que enseñar, informar, y compartir, con el público en general, sus conocimientos para un mejor aprovechamiento y cuidado de las serpientes y la naturaleza en general.

Orquideario del Valle de Antón, Coclé

Hace unas semanas estuvimos por el Valle de Antón y nos encontramos con varios nuevos lugares muy poco visitados dentro del Valle; tuvimos la dicha de llegar hasta el orquideario u orquidáceo llamado por sus siglas APROVACA: Asociación de productores de orquídeas de el Valle y Cabuya, que increíblemente es una asociación NO lucrativa que se dedica básicamente a la conservación de hermosas especies nativas y se estableció el 15 marzo de 2001 con el motivo de proteger especies endémicas de orquídeas en peligro de extinción y de contribuir a la conservación de la biodiversidad excepcional de la región y de la República de Panamá.
La verdad es que llegamos preguntando a los lugareños, pero no hay pérdida para llegar al lugar ya que hay varios carteles que indican su ubicación bastante cerca de la entrada del Valle de Antón.
Aunque aún no han determinado el número exacto, estiman que la República de Panamá es el hogar de por lo menos 1,500 especies de orquídeas, y así se convierte en uno de los países donde se encuentra la mayor variedad de orquídeas en el mundo. No obstante, la destrucción de bosques tropicales, acelerada por el crecimiento reciente y rápido de la economía panameña, está privándoles de su hábitat. Justamente en el Valle, algunos habitantes ilegalmente continúan arrancando especies en peligro del bosque local y las venden en el mercado debido a su situación económica, a precios increíbles. Así, las flores locales se encuentran en una situación verdaderamente crítica.

Esta asociación se mantiene a partir de donaciones de personas e incluso embajadas muy interesadas en este proyecto.
Al llegar nos atendieron muy bien y nos mostraron los distintos animales que hacen daño a las orquídeas, vimos maquetas llenas de insectos e incluso, muchas mariposas preciosas. Nos llevaron a recorrer las distintas áreas, que aunque no muy grandes, cumplen con lo requerido para satisfacer las ganas de saber más acerca de estas flores.
Tienen un espacio especial dedicado a la flor o símbolo nacional de Panamá: la flor del Espíritu Santo. Fue la primera vez que vimos desde cerca esta inigualable y exótica orquídea con su color blanco hueso y esa palomita tan bonita dentro que pareciera que fuese a salir en un vuelo tumultuoso en cualquier momento. Muy emocionante fue poder verla y hasta tocarla, la impresión tiene cabida pues es muy raro, que aún siendo un símbolo de nuestro país, es extraño poder verla de cerca.
Es muy importante destacar que las orquídeas son plantas epifitas, esto quiere decir que crecen sobre otro vegetal usándolo solamente como soporte y no parasitándolo, contrario a lo que piensan muchas personas acerca de las orquídeas; esto quiere decir que crecen independientemente obteniendo únicamente apoyo físico sin embargo pueden desarrollarse tan apretadamente que llegan a dañar la planta anfitriona.
La orquídea es una de las flores más exquisitas y fascinantes en el mundo, tanto así que muchos países han tomado una clase de orquídea como símbolo nacional, este es el caso de nuestro país. Se dice que en 1856, el primer hombre hizo que una Orquídea fuese cultivada.
En APROVACA venden algunas orquídeas horticulturales para la propagación y diseminación al público por precios accesibles. El precio de entrada al centro es de $2.00 los adultos, $1.00 estudiantes y jubilados y $0.75 los menores de quince años. El local está abierto de 9:00 AM a 5:00 PM todos los días inclusive los fines de semana y los días festivos. También ofrecen servicio de cafetería y funciona de 9:00 AM a 4:00 PM.